Todas las piezas que contiene este disco surgen de mi amistad con el percusionista Eloy Lurueña. Una amistad que se remonta a 2014 cuando recibí el encargo de crear un concierto para percusión, coro y orquesta titulado Anatomías del Remolino que fue estrenado por Eloy como solista acompañado por el coro y la orquesta de la Comunidad de Madrid dirigida por J.R.Encinar en febrero de 2016. A raíz de ese primer proyecto surgió uno nuevo: escribir una serie de piezas en torno a la marimba y el vibráfono en colaboración con otros instrumentistas. Este disco es la culminación de ese proyecto.
Además de mi vínculo personal con Eloy y del protagonismo de la marimba y el vibráfono existe otro eje que vertebra el disco. Se trata de un concepto filosófico representado en forma de imagen arquetípica: el laberinto.
El laberinto es una figura utilizada como metáfora del misterio de la existencia humana desde tiempos muy lejanos, al menos desde la antigua Creta. Sin embargo, la forma de encarar el laberinto ha sido muy distinta según las épocas y los autores. Tenemos, por un lado, a aquellos que consideran que en el interior del laberinto se encierran nuestros más profundos demonios y que, por tanto, nuestra misión en la vida será penetrar en él para destruir a quien habita en sus profundidades. Para otros, por el contrario, el interior del laberinto esconde nuestra verdadera esencia, la verdad que nos hará libres. Sea lo que sea lo que encierre el laberinto, el terrible minotauro o el anhelado nirvana, lo que a mi me interesa realmente es la manera en la que uno decide recorrerlo y el viaje que te anima a emprender. En mi opinión, no hay mejor modo de afrontar ese viaje que bailando. Danzar es la perfecta unión entre la introspección y la exploración, entre lo interior y lo exterior, puesto que implica una conciencia constante de nuestro propio cuerpo y, al tiempo, una interacción continua con el mundo que nos rodea. La danza nos enseña que la única forma de recorrer el laberinto vital es moviéndonos, avanzando, dejando atrás calles que se cierran y adentrándonos en pasadizos de final incierto. Como arte efímero por excelencia, nos invita a no aferrarnos a las cosas, a vivir el presente. El bailarín intuye que el centro del laberinto es sólo una ilusión, que en realidad no hay nada que buscar, que todo está aquí y ahora.
Cada una de las danzas de este disco dibuja un laberinto particular cuyos brazos se internan, a menudo, en el laberinto de otras danzas generando, en suma, un laberinto de laberintos que es la mejor metáfora que se me ocurre para definir la vida humana.
credits
released June 17, 2019
Hermes Luaces: composición
Eloy Lurueña: percusión
Rafael Gálvez: percusión
Daniel Oyarzabal: órgano
Julián Elvira: flauta Prónomo
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